Con Rubén y Alberto, dos cracks de Almería.
Con Rubén y con un buen amigo conocido por las redes sociales, Carlos Sierras.
Al fin este año he conseguido correr esta carrera a la cual le tenía ganas desde su primera edición. Decían entonces que era la mejor carrera por montaña de Andalucía
y a la vista de los parajes por los que pasa, su inmensa mayoría por senderos en medio de bosque, y a la impecable organización, puedo decir que no exageraban nada. Además, el mayor aliciente para mí era poder correr por medio de los Pinsapos (Abies pinsapo), un árbol del mismo género que el Abeto (Abies alba) pero más frondoso y con la hoja mucho más robusta. Decir que no me han defraudado, los árboles son una pasada, y a pesar de ir la mayor parte de la carrera a ritmo fuerte, eso no me impidió maravillarme al observarlos.
La carrera tiene lugar en el malagueño pueblo de Yunquera. El término municipal de Yunquera cuenta con el mayor y mejor conservado pinsapar a nivel mundial, encontrándose en la Sierra de las Nieves el 85% de su área de distribución a nivel mundial. El pinsapo es una especie endémica del Sur de la Península Ibérica y del Norte de Marruecos y uno de los elementos botánicos más importantes de Andalucía.
Dicho todo esto vamos al tajo, la crónica de mi carrera, la cual me ha dejado un sabor agridulce. Tan solo hace 3 semanas desde mi ultra del Bandolero de 73 km, la cual me dio mucha confianza al lograr un noveno puesto de la general y sexto de mi categoría. Pero una semana después de la carrera me empezaron a molestar fuertemente las cervicales, con tal intensidad que no podía casi mover el cuello y ni mucho menos correr. Esto me dejó sin entrenar durante 8 días, habiendo pasado la semana anterior con solo dos días corriendo debido a la recuperación del bandolero. El lunes anterior a la pinsapo puedo por fin trotar 10 km, pero aún con molestias en el cuello y muy lento. Miércoles algo mejor pero con ritmos vergonzosos para lo que estaba haciendo últimamente. El jueves salgo con Rubén y aquí ya si voy teniendo buenas sensaciones que me hacen quitarme las dudas de si seré capaz de completar esta carrera. Tanto me animo que al final decido ir fuerte en carrera para intentar hacer un puesto medio decente, aunque sabiendo que lo de bandoleros era imposible de repetir en esta carrera campeonato de Andalucía y por tanto con un nivel de corredores muy alto.
En la salida veo por fin a Carlos Sierras, un gran corredor y persona que conocía hace meses por redes sociales, con el que compartiré bastantes km en este día.
Nada más comenzar es todo para arriba. Salgo bastante atrás y veo como Rubén sale como siempre a por todas y se va alejando. Yo no lo sigo pero si que voy adelantando posiciones y llevando un buen ritmo. Llegamos a una pista forestal con pendiente hacia arriba, en la que consigo recorrerla entera sin tener que echarme a andar aunque fuerte de pulsaciones. Voy a la par de un grupo que nos veremos durante muchos km por ir más o menos al mismo nivel. Carlos me pasa lanzado y sigue subiendo a mayor ritmo. Con este ritmo frenético llegamos a la zona de los pinsapos, y yo disfruto a lo grande viendo estos preciosos árboles pero sin bajar el ritmo. Me veo muy fuerte y como la carrera no es muy larga (28 km), quiero probarme a ritmos más altos de los que suelo llevar en las ultras.
Fotaza en el km 9 subiendo con fuerzas
La carrera sigue en subida, con muy pocas zonas de descanso, y con un día muy caluroso. Yo llevo mi cinturón de hidratación salomon con una botella de 600 ml. Los avituallamientos son numerosos y aunque voy bebiendo bastante, puedo saltarme algunos para no perder tiempo. Así voy llegando a la parte más alta de la carrera donde ya no hay árboles. Esta es la parte más técnica con mucha roca, aunque me parece poca después de lo que tuve que pasar en el bandolero. Alcanzo a Carlos y seguimos los dos juntos. Al llegar a la parte más alta, hemos recorrido 11,64 km con un ascenso acumulado de 1167 m+ en los que he invertido 1:33 h. En esta subida constante, con tan solo 155 m- de descenso en todo el trayecto, apenas he andando y llevo la musculatura algo tocada de tanta subida sin tregua y a ritmo alto. Pero ahora viene la bajada y tengo esperanzas de que la musculatura se recupere, el problema es que a mi las bajadas me gustan mucho, y como sigo con las fuerzas intactas, bajo a ritmo fuerte, la primera parte por terreno técnico, haciendo muy bien los apoyos en las rocas, sin tener que bajar mucho el ritmo. Voy bastante contento de ver que estoy mejorando en este aspecto perdiendo miedo a bajar en terreno técnico.
Nos acercamos al siguiente avituallamiento y miro mi bote de agua, al ver que va por encima de la mitad, decido pasar de largo a toda pastilla, tan rápido voy que no me da tiempo a esquivar a un corredor y un voluntario que le está llenando de agua justo en mitad del sendero y los arrollo. Pido disculpas por ello aunque esas cosas deberían hacerlas fuera del sendero.
Seguimos bajando a un ritmo frenético, pero en la siguiente subida le digo a Carlos que me temo que pronto me llegarán los temidos calambres, que son mi cruz en estas carreras explosivas. Siendo consciente del riesgo sigo a buen ritmo ya que quedan tan solo 9 km, la mayoría en descenso, menos el temido "cortafuegos". Seguimos en bajada y voy temiéndome que pronto tendré un calambre en el gemelo derecho, así que me dispongo a sacar del cinturón un sobre de magnesio cortesía de mis amigos de 100millas.com. Justo cuando voy a abrirlo, zas, me viene el calambre en el gemelo. Tengo que tirarme al suelo y me tomo el magnesio entre dolores. Le digo a Carlos que siga ya que es sabedor de mi problema y que es posible que me recupere rápido. Así es, en pocos minutos estoy otra vez corriendo, aunque a menor ritmo, claro. Al poco vuelvo a alcanzar a Carlos y seguimos juntos un rato, pero parece que este va justo de fuerzas y se va quedando atrás.
Llego al temido cortafuegos, más teniendo en cuenta mis condiciones, y es que en una subida tan pronunciada estoy seguro de que me volverán los calambres. Voy subiendo muy pero que muy tranquilo, intentando forzar lo menos posible, pero es que el desnivel es salvaje y muy largo, así que a mitad de la subida zas, calambre en el otro gemelo. Voy tan lento, parando de vez en cuando para evitar nuevos calambres, que me adelantan unos 6 corredores. Pero esto no es lo peor, porque ya soy consciente de que la mejor parte para mí, la bajada final en la que suelo disfrutar y correr bastante rápido, no podré realizarla al ritmo que soy capaz porque los calambres se que no me dejarán. Llego al final del cortafuegos, que con una distancia de 780 m ascendemos 314 m+, lo que se traduce en un desnivel medio del 40%. Decir que lo de "cortafuegos" no me quedó muy claro, porque aquello parecía un campo a través, con mucha vegetación. Yo tenía la idea de cortafuegos diferente, algo más transitable, y sin vegetación para hacer la función que tienen los cortafuegos, impedir que los incendios continúen al no haber vegetación.
Poco después de hacer cumbre llego al siguiente avituallamiento, donde está otro reciente colega corremontañero, Pablo, que al verlo allí supongo que también ha tenido que sufrir en esta carrera ya que tiene mayor nivel que yo. Lo saludo y me tomo algo. Ya me iba cuando una voluntaria me dice que si quiero spray de magnesio para los gemelos. Digo que por supuesto y la mujer tan amable me echa el spray y hasta me da un pequeño masaje. Eso sin saber lo que me había pasado. Muy bien por la organización y voluntarios, siempre atentos a ayudarte. Además es la primera vez que veo este spray en una carrera. Aunque ahora que lo recuerdo, en un avituallamiento anterior al cortafuegos me echaron también spray de magnesio. El problema es que estas cosas no pueden hacer milagros, y tal y como voy, se con toda seguridad que me van a fastidiar la carrera.
Comienzo la bajada final, por un sendero muy corrible, precioso, sin apenas piedras pero ahora que es cuando más podría disfrutar empieza mi calvario, me vuelven los calambres, en un cuádriceps, en el otro, en un abductor, en el otro, gemelos, isquios, y no se cuantos más me darían, creo que no se salvó ni un músculo de las piernas, así que rendido y dolorido me senté en una roca y en ese momento me dije basta, hasta aquí llegó mi carrera. Por supuesto no pensaba en abandonar, pero si en dejar la competición y terminar los miserables 7 km que me quedaban andando. Fui un buen rato andando y parándome porque hasta andando me venían indicios de calambres, indignado veía como uno tras otro me iban adelantando participantes a los cuales dejaba que me adelantaran apartándome del sendero. En uno de los momentos en los que estaba sentado en el suelo con dolores, pasó una chica que amablemente me ofreció un ibuprofeno, el cual me tomé y continué andando. Decidí sacar mi gopro y desahogarme con ella, primero muy bajo de moral y con tanta indignación no daba a comprender por qué me pasaba esto con todo lo que entreno. Luego poco a poco fui tomándomelo con filosofía e intentar disfrutar del maravilloso paraje por el que iba, haciendo caso a mi amigo Diego que me recomendó que fuera a disfrutar después de la paliza de bandoleros. Iba contando los corredores que me adelantaban hasta que compredí que no era bueno para mí hacer eso así que cuando pasé de 50 dejé de hacerlo. Lo que si iba es extrañado de que aún no me hubiera alcanzado Carlos, que al fin lo hizo y tardó tanto porque iba muy justo de fuerzas. Y es que el pinsapar de Yunquera nos ganó el pulso a muchos, en los momentos en los que yo no iba con calambres también adelante a muchos con calambres, y en este tramo íbamos varios alternándonos con los dichosos calambres. Le dije a Carlos que siguiera que yo ya terminaba andando, pero como el iba justo de fuerzas y a un ritmo suave, me animé a ir con el. Poco a poco empecé a trotar y los calambres parece que no volvían así que fui animándome y cuando me dí cuenta Carlos se había quedado atrás. Así seguí, controlando mucho el ritmo para no volver a tener calambres, pudiendo recorrer los últimos 2 km trotando y llegando medio dignamente a meta, aunque en esta ocasión fue sin espringtar, y sin ninguna sonrisa en la cara. Creo que ha sido la entrada en meta más seria que he hecho hasta el momento, pero es que ha habido otras ocasiones como mi primera ultra en los 101 de Ronda que iba sin fuerzas y entré en meta andando, pero no se puede comparar con la frustración que te da el ver que tienes fuerzas de sobra para hacer dos recorridos como el de esta carrera, pero no puedes seguir corriendo por los calambres. He meditado mucho cuáles pueden ser los motivos, tengo claro que no fue por deshidratación ya que pocos beben el agua que bebo yo en carrera, tampoco por falta de sales, tome geles, magnesio, etc. Lo único que me queda es que fuera a mayor ritmo del que pueden soportar mis músculos, con lo cual lo único que se me ocurre es, o tirar la toalla de intentar quedar en la mejor posición posible y hacer lo que he hecho muchas veces, ir a las carreras a disfrutar, o la otra opción sería aumentar aún más la intensidad de mis entrenos, lo cual ya he hecho últimamente. En esta tesitura me encuentro ahora mismo y cuando las piernas se recuperen del todo decidiré que hago de aquí en adelante.
Al final quedé en el puesto 130 de 435 inscritos y 46 de mi categoría.
DATOS TÉCNICOS:
Track en wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9226777
VÍDEO:
Otra opción...
ResponderEliminarIgual no tuviste el día!!
Arriba ese animo y descarta la idea de que no lo puedes conseguir. A seguir entrenando mas y mejor si es posible.
Ramón, el problema es que no es la primera vez que me pasa, pero supongo que seguiré intentándolo, gracias amigo.
EliminarNo te frustres, disfurta, analiza lo que has hecho y dale el valor que tiene. Prueba con sales, estiramientos. Esto es muy bonito como para terminar serio. Felicidades.
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