Ayer 19 de Julio por fin puede hacer algo que en los dos últimos veranos por diversos motivos no he podido, coronar el techo de la península ibérica, Mulhacén (3479 m), desde Trevélez. El pueblo de Trevélez, recostado en la falda del Mulhacén, a 1.480 metros
de altitud, presume de ser el municipio más alto de España. Desde este pueblo parte la ya clásica ascensión al Mulhacén pasando por siete lagunas
. La subida es una contínua ascensión, pero que se puede hacer casi toda corriendo hasta 7 lagunas, después ya hay que estar muy fuerte para no ponerse a andar. Yo me llevé los bastones para ir practicando para la Cavalls del Vent, y la verdad me vinieron de lujo en las subidas duras.
. La subida es una contínua ascensión, pero que se puede hacer casi toda corriendo hasta 7 lagunas, después ya hay que estar muy fuerte para no ponerse a andar. Yo me llevé los bastones para ir practicando para la Cavalls del Vent, y la verdad me vinieron de lujo en las subidas duras.
Nos juntamos 3 corredores de montaña, Diego, Antón y yo. El recorrido es espectacular, de gran belleza paisagística. Partimos desde el Barrio Medio, junto al ayuntamiento, pasamos por unos
lavaderos públicos, para unos metros más arriba salir del pueblo a la
izquierda. Durante algo más de media hora nos acompañan en los bordes
del camino rascaviejas, saucos, ajenjos, marrubios...y en los bancales
hortalizas y frutales con algún nogal o castaño. Cruzamos la Acequia
Nueva y más adelante llegamos a la Fuente de los Burros, un rústico
caño oculto en la maleza. Seguimos por el camino de herradura y poco
después atravesamos la frondosa ribera del Barranco de la Solana.
Encontramos un cruce. Tomaremos la vereda de la izquierda que
asciende en dirección oeste hacia un peñón. En esta zona podemos hacer
un descanso y disfrutar la panorámica del Valle del Río Trevélez, el
único valle de Sierra Nevada que se mantiene salvaje, sin pistas ni
carriles.
Subimos una fuerte pendiente hasta la Acequia Gorda, donde crecen
juncos, helechos, majuelos, rosales silvestres, etc. Cruzamos la acequia
y nos encontramos una valla que protege una repoblación forestal de
escaso éxito. Dentro de esta cerca discurre la vereda que nos lleva a la Campiñuela, donde
encontramos una era y unas ruinas sobre la acequia de los Posteros. En este
lugar de estupendas vistas, a 2.400 metros de altitud, hacemos una breve parada para avituallarnos y que un fotógrafo que había apostado allí nos echara unas fotos. Desde este punto ya podemos ver el objetivo de nuestro
itinerario: el valle de Siete Lagunas y la cascada de Chorreras Negras.
Llegamos a Siete Lagunas por una fuerte pendiente, justo a la derecha de la espectacular cascada conocida como Chorreras Negras.
La Laguna Hondera, es la más baja y grande de las siete, que están
situadas escalonadamente en este valle elevado de origen glaciar. En
estos prados (borreguiles) encontramos varios de los endemismos
botánicos nevadenses, como la estrella de las nieves, la genciana, la
tiraña, etc. Al sur de la laguna Hondera hay un refugio natural bajo una
gran piedra.
Si quisiéramos ir a la Alcazaba (3.366 mts.) tendríamos que subir por
la loma de nuestra derecha y seguir la cuerda hasta la cima, con un
desnivel de cerca de 500 m. La próxima vez no se libra, jeje. Como nuestro destino es el Mulhacén , tomamos a la izquierda, junto a la laguna, una fuerte
pendiente que nos lleva a la cuerda (llamada del resuello), que nos llevará a
la cumbre (3479 m.), no sin gran dificultad debido al gran desnivel superado y sobretodo al fuerte y helado viento que este día hacía en estas cumbres.
Al fin coronamos el techo de la península, habiendo recorrido una distacia de 10,82 km con un ascenso de 2165 m+, en un tiempo de 2h y 49 min sin contar las dos paradas para comer algo. Aquí nos paramos un buen rato, para comer un poco y disfrutar del momento. Estaba lleno de gente que parecía la plaza del pueblo, y es que estas fechas estivales son las idóneas para hacer este recorrido andando. Durante todo el trayecto no paramos de ver y saludar a senderistas, muchos grupos, parejas, y muchos estranjeros, y yo he esperado casi a los 40 años para subirlo!
La vuelta la haríamos por el mismo camino de subida ya que según Diego, y es cierto por lo que he leído, la clásica vuelta pasando por el mirador de Trevélez es muy fea, sin agua, muy escarpada y con mucha roca que hace casi imposible el correr. Disfrutamos bastante corriendo por esos senderos en descenso y poco a poco fuí cogiendole el tranquillo a los bastones y me he dado cuenta que también ayudan bastente en las bajadas, habrá que tenerlos más en cuenta.
DATOS TÉCNICOS:
VÍDEO:
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