viernes, 23 de julio de 2021

Val D’Aran by UTMB: PDA

 

   Esta es mi crónica de la carrera que hice el sábado 10 de julio en el Pirineo catalán. Al final del todo hay un vídeo grabado por mí durante el recorrido con la GoPro. Concretamente en el Valle de Arán, la Val D’Aran by UTMB. La organización está asociada al UTMB (Ultra Tráil del Mont Blanc), que organizan la carrera de ultra distancia por montaña más importante del mundo en los Alpes. El formato es el mismo, 4 carreras de diferentes distancias (falta la grande que se hace en el Mont Blanc de 300 km en autosuficiencia y una semana para realizarla). De estas cuatro carreras, la prueba reina ha sido la de 100 millas, la VDA (Torn diera Val d’Aran), con 162 km y 10.700 m+, una burrada vamos. Luego estaba la CDH (Camins d’Hèr), con 105 km y 6.500 m+. La siguiente es la mía, PDA (Peades dera Aigua), que con 56 km (la última parte de las dos grandes) y 3.100 m+ no se intuía en principio demasiado dura. Pero con salida en Pla de Beret (1.850 m) a cota superior de la llegada (Vielha, 970 m) y, por tanto, con más desnivel negativo (4.000 m-) que positivo. Esto a priori podría parecer que es ventajoso, siempre se piensa que es mejor bajar que subir, pues si y no. Si es cierto que se va más rápido bajando, claro, aunque con matices, depende del terreno, fatiga muscular, etc. Además, una cosa que ya advertí a mis compañeros, sin hay 900 m más de descenso quiere decir que la subida la tenemos que hacer en menor distancia, con lo cual estará más concentrada, y así fue, menudas cuestas... 

   Con todos estos pensamientos, en mi mente barajaba la posibilidad, con la incertidumbre de no conocer el recorrido, de hacer entre 8 y 9 h, siendo consciente de que podría ser más tiempo, menos era bastante difícil. Aunque la verdad el tiempo no era prioritario para mí, quería disfrutarla desde el primer al último metro. Llevaba mucho tiempo con ganas de volver a Pirineos, de hacer una carrera por allí, y más una de esta categoría, una gran carrera con una gran organización. Más de 3.000 participantes entre todas las carreras (había otra carrera de menor distancia a la mía). Corredores de más de 70 países diferentes. Y es que el UTMB tiene mucho nombre, además con el atrayente de que todos los finishers tendríamos acceso directo a conseguir un dorsal en el Mont Blanc. Y es que, para quien no lo sepa, participar en el Ultra Trail del Mont Blanc es muy difícil, hay que entrar en un sorteo y la media está en intentarlo 3 años para lograrlo. Así que todos los que seamos finisher en Vielha, tendremos acceso directo sin sorteo al UTMB.

   Llego a Vielha el miércoles noche. Nada más llegar a mi hotel ya se palpa el ambiente, zapatillas deportivas y ropa técnica de marcas de montaña por todos sitios. Toda la gente con pintaza de ser super pro, se veía la peña muy fuerte, lo cual acojonaba un poco. Al día siguiente voy a la feria del corredor y a por mi dorsal. Allí un ambientazo increíble, me tengo que frenar porque mi tarjeta empieza a echar humo comprando en los diversos stands. Me encuentro con mucha gente conocida, es increíble como a casi 1.000 km de distancia, puedo encontrarme con tantos conocidos, y es que en este mundillo va uno conociendo a muy buena gente, como Beni, Susi, Emilio, Foulquie, mi buen amigo Elías, y como no, mis 3 colegas, compis de trabajo, Antonio, José Manuel y Juan.

 
   A las 18:30 del viernes da comienzo la salida de la prueba reina, las 100 millas. Y no podía perdérmela. Fue un espectáculo brutal, me emocioné tanto que casi se me saltan las lágrimas, entre la música, los speakers, los más de 1.000 valientes dispuestos a pasar, la mayoría de ellos, dos noches por ahí fuera, ufff tremendo.


   Mi carrera comienza a las 6:30 del sábado. Como nosotros tenía alojamiento en meta, para ir a la salida la organización nos proporcionaba autobús, pero nos mandaron un  correo días antes diciendo que nos recogían en Vielha a las 3:45, una barbaridad viendo que el tiempo de llegada a Pla de Beret en coche es de tan sólo 30 minutos. Así que decidimos ir en un coche y luego recogerlo el domingo.

   En la salida, con unos 1.000 participantes, nos ponen casi al final del todo, así que ya se que me tocará adelantar a mucha peña. Según Gerardo, mi entrenador, estaba en condiciones físicas para entrar en una posición de 200 y pico, y no quería defraudarlo jaja.

   Salimos en Pla de Beret con música épica que pone los pelos de punta.
 Al principio solo podemos andar del tapón tan descomunal que hay con tanta gente delante. Poco a poco comenzamos a trotar y aunque no me lanzo, ya que no quiero empezar a saco, pues me queda mucho por delante. Después de atravesar el altiplano, a 1.850 metros de altura, descendemos hacia el valle. Voy controlando que estos vayan detrás de mi, al principio veo a Antonio y Jose Manuel, luego ya solo veo a Jose Manuel, lo voy controlando hasta que en una bajada ya lo pierdo de vista entre la multitud. A partir de aquí ya continúo solo. La bajada es larga y rápida, llegando primero a Bagergue, declarado uno de los pueblos más bonitos de España y, después, a Salardú, capital del Naut Aran. Desde Salardú el paisaje cambia y empieza la subida constante hacia Colomers. Nos acercamos al Parque Nacional de “Aigüestortes i Estany de Sant Maurici”. El paso por Porera nos muestra todas las montañas del parque. Los Baños de Tredos, unos antiguos baños termales conocidos por los Romanos, nos abren las puertas del parque nacional. El circo lacustre de Colomèrs, con sus más de 50 lagos, forman el circo de lagos glaciares más grande de los Pirineos. Es un lugar espectacular que me mantuvo con los ojos bien abiertos, ya que quería grabar en mi retina toda aquella belleza. Pasamos por más de 20 lagos, coronando el collado de Pòdo, el punto más alto del recorrido, a 2.600 metros de altitud. En la bajada hacia el Estanh de Colomers, atravesamos un espectáculo de agua y vistas infinitas. Dejamos a la derecha el lago de Colomers para encarar el Pas de Ribareta, parte del GR-11, y, al cambiar de valle, encontramos los lagos de Montcasau. Una bajada muy pronunciada nos lleva a Ressèc, en la Val de Valarties. De allí a meta, nos esperan dos últimas subidas exigentes de 700 metros, el Coth de Coriedo, y de 300 metros para coronar Tuca. Desde allí tenemos la meta en Vielha a nuestros pies. Unos últimos kilómetros de sendero en bajada y por el bosque nos llevan al final del desafío.














   Es un recorrido de los más espectaculares que he hecho, lo tiene todo, bosques frondosos, muchísima vegetación, agua por todas partes, infinidad de lagos, sendas, pistas, parte técnica, alta montaña... Un regalo para la vista y el alma. Con tal paisaje a mi alrededor, pasaban los km y los metros de desnivel casi sin darme cuenta, no paraba de adelantar, adelantaba subiendo en las fuertes pendientes (cuando se podía ya que con las largas colas por esos senderos se hacía difícil adelantar), adelantaba bajando, en terreno corrible, en terreno técnico, fue algo brutal, que me hacía sentir fuerte. Tal vez pequé algo de conservador la primera mitad de carrera, pero entre que quería disfrutar y acabar bien, y que había mucha gente y era muy difícil adelantar en la mayoría del recorrido, hice esa parte más lento de lo que posiblemente lo podría haber hecho, pero quizás también me vino bien para acabar tan fuerte como acabé, y con tan buenas sensaciones. 

   Cuando iba más o menos por la mitad de carrera me informan que iba en posición 276. En ese momento supe que llegaría a meta por debajo del 200, ya que me veía muy bien, y además veía muy perjudicados a la mayoría de los que iba adelantando, caras de cansancio, y sudando mucho. Un comentario muy generalizado era quejarse del calor, sin embargo para mí hacía una temperatura buenísima, cosas de ser del sur...

   Cuando hago la última y dura subida, ya “solo” me queda la bajada final a Vielha, una bajada de la que hablé muchas veces con los compañeros, ya que se hace un descenso de 1.183 m- en tan solo 6 km. Así que le temía mucho pensando en lo cansado que llegaría a esas alturas de la carrera. Al hacer cumbre, guardo mis bastones lo cual ya vaticinaba que iba a correr en esa bajada. A pesar de las 9 horas que llevaba ya, recorriendo esos maravillosos paisajes pirenaicos. Ya hacía tiempo que había descartado la posibilidad de hacer menos de 9 h, lo tuve casi claro esa misma mañana cuando desayunando vi que el ganador de los 105 km, Aritz Egea, tardó en mi parte 8 h. Ahora mi objetivo estaba en no llegar a las 10 h, cosa que en principio ya no era muy difícil, si seguía manteniendo las fuerzas para bajar corriendo. En la bajada hay partes que me recuerdan mucho a Sierra Nevada, ya que no hay mucha vegetación, y paso por zonas con abrevaderos para las vacas. Voy pensando en lo bien que me ha venido ir a Sierra Nevada a entrenar, para estar acostumbrado a esta bajada tan salvaje, similar a bajar el Mulhacén hasta Trevélez. Lo que no era igual a Sierra Nevada eran las vistas que tenía de frente, montañas espectaculares y súper verdes. Conforme voy bajando de altitud, va aumentando la vegetación, pasando por un prado precioso donde ya comienzo a ver el bonito pueblo de Vielha al fondo a la derecha. Por esta zona me sorprende no ver a nadie, ni delante ni detrás. Lo que más me sorprende es que desde mitad del recorrido más o menos, no me adelanta absolutamente nadie y es raro, porque aunque uno vaya bien y adelantado posiciones, siempre llega alguien que sube mejor, o que baja mejor, o que ha recuperado fuerzas y te adelanta, creo que es la primera vez que me tiro tanto tiempo sin que me adelante nadie. Entro en el bosque y ya no me dará mas el sol, yendo por un sendero precioso en fuerte bajada. En esta zona alcanzo y adelanto a varios corredores, aunque no muchos, lo cual indica que a estas alturas la carrera está muy estirada.
   Al fin llego a Vielha, justo al entrar por una calle asfaltada cruzo un punto de control, a 972 m de meta. Supongo que para que amigos y familiares sepan que estás a punto de llegar. Esta última parte la hago como a mi me gusta acabar, esprintando, y adelanto a un buen número de corredores, haciendo estos últimos metros a un ritmo medio de 4:25, lo cual indica lo bien que iba de patas. Sin duda he llevado un buen entrenamiento.
   La última recta final la hago a tope, saludando a todo el público que allí se congrega, y al cruzar meta agarro la campana que no se como no la arranqué jaja.
   Al final entro en meta en posición 184, muy satisfecho teniendo en cuenta la cantidad y calidad de corredores que allí había. Un dato curioso es que según la clasificación oficial (ver más abajo), me pone que en el punto de control de entrada al pueblo iba en posición 177, 7 posiciones menos que en meta. Eso es imposible ya que en ese recorrido adelanté a muchos, debe haber algún error, eso o que el control final de meta no estuviera en la campana, sino después de ponerte la medalla, ya que vi en el suelo un control de chip, y es que estuve un rato flipado después de pasar por el arco. Si es así es un fallo grande ese, porque lo lógico es que se cuente el crono justo al cruzar el arco. En fin, eso ya da igual, es solo una curiosidad más.




   Como conclusión final, decir lo dicho ya del recorrido, espectacular, precioso, alucinante… la organización bastante bien, buenos avituallamientos, muchos voluntarios todos geniales, una infraestructura espectacular, pero con algunos fallos, para mi los principales fue la falta de avituallamiento final, ni un mísero bocata, y sobretodo la falta de prende finisher. Mucho UTMB por aquí y por allá pero no se dignaron a dar el famoso chaleco finisher que dan en el UTMB, y la carrera no es que sea barata…

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