Hace tiempo que conocía la existencia de este gigante, que como la mayoría imaginará es un árbol, en concreto un ejemplar de la especie Sequoia Sempervirens, conocidas vulgarmente como Secuoyas rojas o secuoyas de California, ya que es en California donde viven en estado natural.
Vamos con el protagonista de esta historia. Este gigante denominado Hyperion.
Lo más fascinante de este árbol es que apenas una docena de personas saben donde está exactamente, su localización se mantiene en secreto para protegerlo. De hecho, la foto anterior que normalmente se utiliza para identificarlo, no es de Hyperion, ya que si lo fuera, se sabría donde está, y es que cada año miles de personas lo buscan. Lo que si se sabe es que está en algún lugar del parque Nacional de Redwoods (California), camuflado entre otras secuoyas.
Lo descubrieron dos senderistas en el año 2006 y le pusieron este nombre en honor a un titan de la mitología griega, cuyo nombre significa "mirar desde lo alto". Lo midió un biólogo, concluyendo que tiene 115,66 m. Es una Secuoya joven, de tan "solo" 600 años de edad, no muchos si los comparamos con otras secuoyas de su alrededor que tienen entre 2000 y 3000 años, así que aún está creciendo.
Es un árbol con raices superficiales, extrayendo el agua que necesita de las capas superiores del terreno, y necesita mucha agua, transportando 1000 litros de agua al día desde sus raices hasta la copa. Si lo visitara mucha gente, compactarían el terreno dejándolo sin el agua que necesita para vivir, por eso es mejor que nunca sepamos donde está.
Pongo un par de fotos de otros representantes de su especie:
Y ahora otro dato curioso. A pesar de ser una especie americana, hay algunos representantes en Europa, donde fueron introducidos por primera vez en el año 1843 y hoy día es popular en parques europeos dado su alto valor ornamental. En España se encuentran los árboles más altos de Europa, y más concretamente bastante cerca de mi casa, en el Paraje de La Losa (En la sierra de La Sagra), Huéscar, GRANADA. Son llamadas popularmente “Mariantonias”. Son cerca de unos 300.000 curiosos los que cada año acuden a visitarlas tardando varios minutos en conseguir cerrar la boca tras calibrar su porte (alcanzan los 75 metros de alto y en cuanto al ancho son necesarias cinco personas con los brazos extendidos para rodear los 7.10 metros de perímetro). También hay ejemplares de la otra especie de secuoyas, la Sequoiadendron giganteum, algo más bajas pero de tronco más gordo. Así que estando tan cerca es una visita que tengo obligada de hacer alguna vez para poder contemplar con mis ojos a estos gigantes, que aunque no lleguen a las dimensiones de los americanos, si que son más del doble de altos que cualquier árbol que yo haya podido ver en mi vida. Espero ir pronto.
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