lunes, 10 de noviembre de 2014

Yeti Trail

      Este sábado tocaba disfrutar por tierras murcianas de una carrera a la cual le tenía el ojo echado hace tiempo. La Yeti trail Run. La prueba recorre unos parajes preciosos de Sierra Espuña, Murcia, con salida y llegada en la localidad de El Berro (600 m).
   Como lamentablemente es de costumbre últimamente para mí, otra vez he
corrido una carrera cargado de antibióticos, debido como no a mis anginas que este año están especialmente guerreras. Por este motivo dudé de ir o no hasta esa misma mañana, en la cual no tuvo que tocar mi despertador a las 5 am ya que ya estaba despierto. Tragué saliva y al comprobar que no molestaba me levanté dispuesto a disfrutar de la naturaleza una vez más. Había quedado con Rafa y Jose Milagros en Pulpí, de allí salimos juntos y por el camino recogimos al cuarto del grupo, Carlos, al cual no conocía.
   Llegamos al Berro justos para coger el dorsal, tomar un café rápido y ponerse el uniforme de guerra. La temperatura era fresca pero buena, unos 12 grados que para correr está muy bien. La previsión era de lluvias escasas y con poca probabilidad, así que en lugar de echar el chubasquero en la mochila eché el cortavientos, aunque la organización pedía como material obligatorio impermeable, pero a esas temperaturas con un impermeable te mojas más por el sudor que por la lluvia. Así que salí con cortavientos en la mochila y en manga corta y manguitos, y con un buff para taparme la boca y cuello por miedo a que empeoraran mis anginas. A las 8:15 tiene lugar la salida, con una banda sonora que me encanta, la de "El Último Mohicano" y el olor a pólvora de los petardos. Tardamos escasos minutos en adentrarnos en un espeso bosque del cual no saldremos hasta finalizar la prueba. Una maravilla de bosque el que tiene aquella sierra, y con unos senderos muy bien conservados. Salí a mi bola sin mirar atrás y cuando al rato miro solo veía a Carlos unos puestos por detrás de mi. Tras recorrer unos kilómetros por una preciosa y sinuosa senda, iniciamos la subida a la Peña Apartada. A mitad de esta subida me adelantan Carlos y Rafa, así que acelero para seguirlos.
    Pasamos por Las Cunas (1406 m), de donde hay unas vistas impresionantes hacia Aledo y de todo el valle de un lado, y al Morrón Espuña por el otro lado. Desde allí empieza la bajada por la zona de la Carrasca, y aquí adelanto a Rafa que dice que siga que el en las bajadas va más lento. Sigo bajando a buen ritmo detrás de Carlos aunque este cada vez va más suelto y al final lo pierdo. Comenzamos la subida hacia el Morrón de Espuña (1586m), el cual bordeamos por los Pozos de la Nieve. A mitad de esta subida me adelanta Rafa que va más fuerte en las subidas. Yo sigo a mi paso tranquilo hasta llegar al Collado Mangueta. Aquí empieza la bajada adentrados en medio de la nueve. Decir que durante todo este tiempo hemos tenido lluvias muy finas intermitentes, de las que no molestan pero van calando poco a poco, y dan un ambiente de humedad que tiene uno que recordar que esta en la región de Murcia al ver tanto verde y con esta humedad. Ahora en bajada seguiremos la Canaleta del barranco del Gallego, donde alcanzaremos a un numeroso grupo de jóvenes haciendo senderismo y cargados con enormes mochilas, justo en una zona de senderos muy estrechos y con bastante pendiente, cosa que nos hace tener que ir esquivándolos con el peligro de tener algún percance. Llegamos hasta la casa forestal Perdíz, donde hay una zona recreativa del mismo nombre abarrotada de jóvenes disfrutando de un fin de semana en plena naturaleza, como envidio estas cosas de las que no puede disfrutar yo con esa edad y siempre me han llamado la atención, por eso ahora intento disfrutar al máximo de la montaña. Justo pasar el área recreativa, comienza la última gran ascensión y justo ahora empieza a llover más fuerte, lo que me hace ponerme el cortavientos. Encima es la peor zona, donde hay mucha piedra que al estar mojada resbala mucho.  Llegamos a la senda de caracol, disfrutando de las vistas a las paredes de Leiva hasta llegar al Morrón Chico (1444 m), al cual hay que subir y bajar por el mismo camino. En la subida, me encuentro con un grupo muy numeroso de la tercera edad que están bajando justo por la zona más peligrosa, donde yo voy subiendo ayudándome de las manos para poder avanzar por las rocas de gran tamaño. Así que tengo que ir medio escalando y esquivando a estos senderistas ya entrados en años. Llego hasta las ruinas del Morrón, donde hay un control de paso, y vuelvo a bajar. Esta última subida ha sido de casi 800 m+ en apenas 5,5 km, en los cuales tardo 1:24 h, está claro que las subidas no son lo mío.
    Ahora toca bajar, no sin antes tener que ir esquivando a todos los senderistas que antes me había cruzado de cara en la subida, y que ahora van por la senda en fila india, así que toca de armarse de paciencia e ir pidiendo paso amablemente. No se cuantos serían, pero en esos momentos me parecieron más de 100. Desde el Collado Blanco todo hacia abajo por el Barranco de Leiva, primero por la bonita senda de los pozos de Alhama y luego por un tramo de pista donde el suave desnivel descendente unido al buen estado de la pista me hacen ir cada vez más rápido, así que voy contengo de verme con fuerzas y adelantando a corredores hasta que zas, me da un fuerte calambre en el muslo derecho que me hace tirarme al suelo para evitar el dolor y poder estirar. Un par de corredores me preguntan si necesito ayuda y les digo que no, que esto se pasa en un momento. Recuerdo que por precaución eché un sobre de magnesio, así que me lo tomo y poco a poco reanudo la marcha, no noto molestias así que voy acelerando de nuevo y adelanto a todos los que me habían adelantado antes hasta que zas, otro calambre aún más fuerte que el de antes. Me veo tirado en medio de la pista gritando de dolor, nunca me había dolido tanto un calambre, así que resignado espero a que se pase mientras veo como me vuelven a adelantar varios corredores. Es raro porque hacía tiempo que no me daban calambres, este año habiendo corrido varias ultras como Transvulcania y Cavalls del Vent, y otras carreras sin ninguno, pero hoy tocaba. Estoy ya recuperándome cuando miro hacia arriba y veo un grupo numeroso de corredores que se dirige hacia mí y no estoy dispuesto a que me adelanten todos esos mientras estoy en el suelo, así que me levanto y comienzo a trotar poco a poco, hasta que alcanzo un buen ritmo, aunque bastante más bajo del que me gustaría llevar. Logro que no me adelante todos esos, aunque si lo hacen algunos al no poder ir muy rápido. Así sigo bajando, sin pararme en el último avituallamiento, hasta que nos adentramos en el Barranco de las Brujas y regresamos a El Berro.
   Llego al Berro con un tiempo de 6:27 h, en los que hemos recorrido 44 km y con un desnivel de 2431 m+ según mi suunto. Termino contento pero con un sabor agridulce por los calambres y porque en otras circunstancias podría haberlo hecho aún mejor, pero así me queda margen para mejorar cuando vuelva, que seguro lo haré. También volveré para ver si logro ver al Yeti, ya que se ve que este año lo espantó la lluvia y no logré verlo, que me hacía ilusión.
   En cuanto a la carrera muy recomendable, sobretodo por el paraje tan espectacular que se recorre, y decir que la organización se ha portado bien, los avituallamientos no han sido para tirar cohetes pero han estado correctos, con su paella en meta y todo, y los voluntarios magníficos, gracias desde aquí a todos. 

 



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2 comentarios :

  1. Paisano, que bien te lo montas!! Cualquiera diria que eso esta en Murcia. Y en esta carrera has demostrado ser humano con calambres y todo!!

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  2. nos veremos en la proxima ehhh??? jajajaja la droga del ultra nos engancha y nos hace felices.

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