Hoy sábado 16 de junio ha comenzado temprano con el toque del despertador a las 6:40 ya que quedé con Tote a las 7:30 en Almería. Desde allí nos dirigimos hasta el pueblo de la alpujarra almeriense llamado Ohanes. Está situado en el valle del Andaráx en Pleno parque nacional de Sierra Nevada. Llegamos al pueblo casi a las 8:30 y comenzamos el ascenso a unos 1000 m de altitud. A partir de aquí empezamos la ascensión hasta los 2222 m de altitud de La Polarda en algo menos de 11 km lo que se traduce en una pendiente media del 11 %. Comenzamos por asfalto que en pocos metros más adelante dejamos para coger una pista cubierta de piedra pizarra con fuerte pendiente así que toca andar un poco. Después nos desviamos a la izquierda para coger un sendero que parece que está bastante abandonado ya que está casi perdido y tenernos que ir apartando las ramas de la retama que en estas fechas está exuberante de flores amarillas. Tras percatarnos de que el camino está perdido, volvemos a coger la pista que llevábamos y seguimos el ascenso y en unos 3 km nos metemos en un bosque de pinos que están en un estado de conservación excepcional, muy verdes y sin plagas, por desgracia cosa cada vez más rara por aquí. Nos adentramos por un sendero que se adentra en el interior del bosque y tras una parada de boxes seguimos nuestro ascenso para enlazar con otra pista que nos aleja del bosque de pinos pero que nos adentra en una bosque majestuoso de encinas, algunas centenarias por el tamaño de su tronco. Un poco más arriba nos encontramos con una fuente de agua que no hacemos uso de ella debido a que vamos bien con nuestras mochilas de hidratación pero que a la vuelta Tote dará buena cuenta de ella ya que va seco. Después de dejar la fuente seguimos por la pista en donde hay momentos que parece que las encinas se van a comer el camino de lo exuberantes que están y pasamos por debajo de tres enormes castaños centenarios.
Seguimos el camino de ascenso entre encinas y con un chorro de agua que baja por todo el camino aprovechando el surco dejado por algún todo terreno.
Al llegar al siguiente cruce y girar a la izquierda divisamos lo que será nuestro próximo objetivo, el cortafuegos que nos llevará hasta el refugio. Solo verlo ya te entra dolor de piernas. Comenzamos con resignación el ascenso por esa empinada pendiente en la que en unos 1,5 km subimos un desnivel positivo de 400 m, lo que se traduce en una pendiente media del 27 %. Tras llegar a la cima del cortafuegos enlazamos con la pista que nos llevará hasta la Polarda, pero antes nos paramos en un cartel informativo donde se puede observar todo el parque nacional de Sierra Nevada y a admirar las vistas de Sierra Nevada. Proseguimos nuestra marcha y por fin llegamos al Refugio a 2180 m de altitud.
Pero no contentos con ello, decidimos subir hasta el peñón que se ve en la foto del refugio a la derecha arriba y así poder completar los 1200 m de desnivel acumulado positivo. Como se puede apreciar, aprovechamos para hacer un poco el indio arriesgando nuestra integridad física.
Tras las fotos de rigor y el correspondiente avituallamiento nos disponemos a bajar sobre nuestros pasos para hacer el mismo recorrido de vuelta, aunque esta vez bajando que también tiene sus inconvenientes cuando la pendiente se hace muy pronunciada.
En resumen, una buena jornada de entrenamiento con mucho sol pero atenuado con la brisa fresca que hay a estas alturas.
Ya terminada mi última prueba y tras unos días de recuperación paso a relatar esta dura carrera x montaña que me ha hecho experimentar una mezcla de disfrute y sufrimiento que me hace pensar que los corredores de montaña somos algo masocas porque mientras estás sufriendo hay momentos que piensas “quién me ha mandado a mí meterme en estos berenjenales” pero que nada más terminar ya estás pensando en la siguiente.
Tengo que decir que me ha sorprendido muy gratamente la organización ya que para ser su primera edición, no se les puede buscar ningún fallo, todo ha estado controlado al 100 % y la atención al corredor es excepcional, se nota que la han organizado unos corredores. Los avituallamientos abundantes y había de todo, plátanos, naranjas, agua, bebida isotónica, carne de membrillo e incluso ampollas de glucosa que es la primera vez que veo en una carrera y de las cuales di buena cuenta y sin duda me ayudaron a este duro recorrido. Y lo mejor el avituallamiento final, con dos grifos de cerveza y macarrones todo gratis para los corredores. También hicieron paella para los acompañantes a 2 € el plato. Todo esto hizo que la mayoría de corredores se quedaran acompañados de familia y amigos lo que contribuyó a que pasáramos un gran día en la zona recreativa del neveral, en plena naturaleza e intercambiando impresiones con amigos, familiares y otros corredores.
Dicho esto paso a relatar la hazaña:
La carrera comienza con una fuerte subida desde la misma línea de salida por una pista forestal ancha que pronto absorbió el pelotón inicial pero que, con un 13% de pendiente media ascendente, pronto hizo que este se estirase.
Aquí tenemos al amigo Paco Contreras, todo un crack que a sus 73 años realizó la carrera en menos de 6 horas.
Subimos durante 1 km para girar bruscamente a nuestra derecha y perder elevación por un estrecho y sinuoso sendero que nos conduce a una pista ancha por la que seguimos perdiendo altura hasta coger una vereda, girando 90º a nuestra izquierda, que nos conduce, a través del paraje de la “Fuente la Zarza”, a un quebrado y estrecho paso denominado “La cabra”.
Tras 4.2km nos encontramos el primer avituallamiento, en un anchurón en el “Camino de la Casa del Vicario”. Es esta una de las pistas más envolventes que tendremos en la carrera. Entre pinos de esbelta figura y copa elevada vamos buscando la pavorosa bajada del cortafuegos de “Valcrespo”, que toma su nombre de una fuente natural que unos metros más arriba nos regala sus aguas.
Nos encajonamos en la cañada horada en la tierra por el imperturbable hilo de agua, a lo largo seguramente de miles de años. Salimos de ella por un tortuoso paso de apenas 400m hasta coger de nuevo el “Camino de la casa del Vicario”, esta vez más estrecho y abierto, que nos lleva por otro descenso de infarto hasta el punto más bajo de la carrera, en la “Barranquera del Megatín”. Este descenso fue para mí uno de los más peligrosos y donde hubo bastantes caídas.
Ahora viene lo peor y donde más se pusieron a prueba nuestras fuerzas porque desde los 678m de altitud empezamos una ascensión hasta los 1.614m de Jabalcuz durante apenas 7km, lo que se traduce en una pendiente media del 14% con máximas por encima del 33%. Corremos y a tramos caminamos, en paralelo al barranco, por un sendero cerrado de extrema belleza, entre matorrales y arropados por pinos que casi no dejan entrar la luz del sol.
350m al 21% nos sacan de la profunda garganta hasta el carril principal, un agradecido remanso que desde la urbanización del Megatín nos lleva hasta la “Fuente del Palo” junto a la que nos encontramos el 2º avituallamiento. Estamos en el km 9.8 de carrera y cogemos fuerzas porque nos aventuramos con el tramo más duro del recorrido. Desde el avituallamiento cogemos una pista entre algunas casas diseminadas por el medio rural a modo de segundas residencias que ciertamente manchan el bello paisaje. Nos despedimos de estas aberraciones arquitectónicas antes de tomar un estrecho sendero a nuestra derecha que nos conduce hasta la base del “Cortafuegos del Curvón de Cuesta Negra”. Pocos son los que se atreven si quiera a trotar, en este “km vertical” de 33% de pendiente máxima y media del 20%. En esta vertiginosa subida se resintieron nuestros cuádriceps y gemelos y durante la ascensión me encontré a más de un corredor tirado en el suelo con dolencias musculares. La salida de este infierno, hasta la misma divisoria de aguas que baja de la cumbre de Jabalcuz, no podría ser más bella. Contemplamos los mantos de olivos que suavemente tapizan las tierras planas del norte, con Sierra Morena como telón de fondo. Y vemos las Béticas casi al completo, desde las cuerdas de Cazorla y Segura, Sierra Mágina, Sierra Arana, Sierra de Cabra y sobre todo, engalanando el lejano horizonte los 3miles de Sierra Nevada.
No dejaremos ya la cresta de Jabalcuz hasta la misma cumbre. Subiremos por una senda quebrada, rota que discurre paralela a una valla cinegética que también corona el monte. Nos quedan 1’6km de subida hasta la caseta de fogueros donde tenemos el primer Control. En el último tramo, parece que el terreno encoleriza, dificultándonos el paso y obligándonos en algunos tramos a servirnos de nuestras manos como punto auxiliar de apoyo. Estamos en el km 14 de carrera, el punto más alto del recorrido 1.614m.
A los pies de la caseta, el tercer avituallamiento, justo antes de comenzar una frenética bajada de 9 km. Los tres primeros km de bajada discurren por el carril principal que sube desde el “Puerto del Aire” hasta la cumbre pero pasan rápido. Pronto nos desviamos a la derecha para coger la “Vereda de los Pinchos”. 6 km liberales, desprendidos, de singular belleza por sus variadas percepciones, a veces abierta y aérea; en ocasiones cerrada por la tupida vegetación; La Mella a nuestra izquierda, Sierra Mágina en el horizonte. Bajar este sendero se convierte en una experiencia …“multiorgásmica”.
A la salida del sendero, entre pinos, nos encontramos en el km 22’8, con el cuarto avituallamiento y segundo punto de control. Hemos bajado 700m de desnivel desde la cumbre y nuevamente volvemos a subir por la pista principal que desde la cuesta de “Maria la Guarra” busca el “Puerto del Aire”. A estas alturas de carrera los “sólo” 3’5km de serpenteante subida hasta el puerto nos pican ya en las piernas y por eso el siguiente avituallamiento (5º) no se hace esperar en el mismo “Puerto del Aire” donde unas chicas muy simpáticas te sacaban una sonrisa a pesar del cansancio acumulado. Continuamos desde aquí bajando por la pista principal hacia el “Megatín” durante 1’3km para salirse “rectos” en la tercera “S” de la bajada. Nos metemos de lleno en los “Canchales”, una vereda angosta de aproximadamente 1’5km de longitud que nos conduce hasta la misma base del “Cortafuegos de la CRESTA DEL DIABLO”, que gracias a la organización por no incluirlo en nuestro recorrido.
Estamos en el km 29 de carrera, acercándonos a meta aunque todavía quedan subidas de las que “hacen pupa” y nos harán sufrir. Continuamos por el camino que viene de la base del cortafuegos y tras una corta subida cogeremos a nuestra derecha la “Senda los Troncos” que nos meterá en un pinar cerrado de suma belleza. Trotando entre estos majestuosos árboles el sendero nos lleva tras 2’7km hasta el último punto elevado por encima de los 1.000m, junto a la “Casa del Notario” a los pies de los crestones de provocadora verticalidad de “La Mella”. Aquí nos espera el último avituallamiento, que agradecemos en estos altos desnudos.
Km 32’6 de carrera y nos enfrentamos a una bajada de algo más de 2 km donde nuestras piernas están ya muy cansadas y les cuesta aguantarnos con paso firme y más bien se torna tembloroso y titubeante. En este punto me petó el gps entre otras cosas supongo que debido a que iba empapado de sudor así que a la ruta le faltan un poco más de 3 km. Este sendero está roto, quebrado con mucha piedra suelta que obliga a tener especial cuidado con tobillos y caídas. La ciudad nos recibe con una de sus mejores fachadas, el “Castillo de Santa Catalina”, antigua construcción defensiva, de acabado cristiano‐medieval, que corona el cerro del mismo nombre y reconvertido en parador nacional, y a sus pies, dominante en el casco urbano la imponente presencia de la Catedral.
En la parte baja de la arista izquierda que limita la loma por la que descendemos encontramos el paso que nos marca el último km hasta meta. Una última vereda ascendente, paralela a la carretera que da acceso al parador nacional, cruzando “Caño Quebrado” con una pendiente media del 7% (máxima del 13%) que a estas alturas de carrera nos parece un muro casi infranqueable hasta que enlazamos con la misma pista por la que comenzamos nuestra aventura aunque ahora cuesta abajo en donde se juntan las ganas de llegar, la pendiente negativa, el sonido de los altavoces en meta y la visión de la misma con la consiguiente subida de adrenalina para sacar fuerzas de donde no hay y acelerar mi marcha para entrar como siempre a toda velocidad. La meta y la gloria nos aguardan entre vítores y aplausos, merecida recompensa a nuestro desmedido esfuerzo.
Aquí pongo el vído publicado por la organización y en el cual salgo en 3 ocasiones, en los minutos 1:30, 3:45 y 4:55.